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Deseo de comunicación y amistad   versione testuale
"...Aunque nos asombra la velocidad con que han evolucionado las nuevas tecnologías en cuanto a su fiabilidad y eficiencia, no debería de sorprendernos su popularidad entre los usuarios, pues ésta responde al deseo fundamental de las personas de entrar en relación unas con otras. Este anhelo de comunicación y amistad tiene su raíz en nuestra propia naturaleza humana y no puede comprenderse adecuadamente sólo como una respuesta a las innovaciones tecnológicas. A la luz del mensaje bíblico, ha de entenderse como reflejo de nuestra participación en el amor comunicativo y unificador de Dios, que quiere hacer de toda la humanidad una sola familia. Cuando sentimos la necesidad de acercarnos a otras personas, cuando deseamos conocerlas mejor y darnos a conocer, estamos respondiendo a la llamada divina, una llamada que está grabada en nuestra naturaleza de seres creados a imagen y semejanza de Dios, el Dios de la comunicación y de la comunión... "

Como lo menciona claramente el Papa en su importante cita sobre el mensaje, las nuevas tecnologías de comunicación no determinan la construcción de nuevas amistades, sino que se “insertan” en el deseo fundamental de las personas de entrar en relación entre ellas.
Este deseo radica en nuestra naturaleza humana. Sería mejor referirse al mensaje bíblico: según las Escrituras nuestro deseo de relación y amistad es un reflejo del amor de Dios, un amor trinitario tan grande capaz de difundirse en toda la humanidad y que de esta manera pueden aspirar a formar parte de la única familia de Dios.

El deseo de acercarnos a los otros y de relacionarnos con ellos, es de hecho nuestra “respuesta” a la vocación de Dios en el Amor y “llegar a ser aquello que somos” creados a imagen y semejanza de Dios, del Dios de la comunión, de la comunicación y la relación.
Por esto, la comunicación que llega ser relación, no puede ser vista como “opcional”, esta realiza nuestra naturaleza humana en la dimensión de comunión con Dios y los hermanos. Podemos decir así, que la comunicación “somos nosotros” y que en ésta se realiza nuestra vocación divina en relación con Dios, en Cristo.